FILOSOFÍA 1º BACHILLERATO

lunes, 2 de noviembre de 2015

MI LABERINTO (Anónimo)

"Me desperté en una especie de cueva, pero en el momento en el que eché un vistazo a mi alrededor, pude notificar que no era una simple cueva. Llevaba una especie de mono de cuero negro bastante ajustado, mis botas militares negras y mi cabello castaño, recogido en una coleta. Me levanté y sentí unos fuertes zumbidos en mi cabeza, dando paso a un dolor amargo. Recorrí con mi mano las paredes de las que salían leves elevaciones. Unas antorchas iluminaban un camino, que terminaba en una puerta robusta de madera negra bastante alta. En los extremos de la puerta habían unas gárgolas de cuervos que parecían mirarte expectantes con sus ojos de piedra. Mi mirada bajó, hasta llegar al suelo en el que había extrañas plumas negras que tenían un tamaño antinatural.
 En ese momento, lo único que se me pasaba por la cabeza era que esas plumas no eran de simples cuervos. Una sombra apareció por el pasillo donde segundos antes me encontraba. Intentando no hacer ruido, me escondí en una gran depresión del terreno, quedando completamente oculto mi cuerpo. Cuando noté un chirrido que hizo que mi cabeza doliera más, la elevé, haciendo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral. Un extraño ser encapuchado y totalmente vestido de negro yacía expectante en la puerta. Miraba a sus lados, como buscando a algo o alguien. Después de comprobar si nadie se interpondría en su camino, desapareció en el pasillo oscuro, el cual se encontraba detrás de la puerta. 
Cuando noté que el peligro estaba lejos, me impulsé, poniendo mis manos a ambos extremos de mi cuerpo. Ya que sentía que si no aportaba una ayuda extra, mi ya débil cuerpo se quedaría en ese lugar. Me acerqué sigilosamente a la puerta, con la intención de seguir a ese extraño ser. Al parecer, él se encaminó en una especie de laberinto interminable. Corría de un lado a otro, intentado dar con algo que me pudiera decir que iba por el buen camino. Hasta que vi unas escaleras de piedra, cubiertas por una alfombra de una tela de color escarlata, con toques dorados en los bordes. Me encaminé por ella, sabiendo que, incluso, mi vida estaría en juego... "