miércoles, 20 de enero de 2016

MICRORRELATO

Aquí colocamos ideas e instrucciones para hacer un microrrelato, también podemos colgar ejemplos





1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo





2. Un cuento microcuento
no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.



3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.



4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.



5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.



6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.



7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.



8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.



9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentirContar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.



10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
http://www.escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser#decalogo



ALGUNOS EJEMPLOS DE MICRORELATOS:
Clientes satisfechos



—La bala, en la sien, Sr. García. Hágame caso, si de verdad quiere morir, dispárese en la sien —le explicó al otro lado del mostrador un hombre bien trajeado—. Puede que en el corazón sea más romántico y en el estómago más ostentoso, no lo niego pero, seamos realistas, estas sutilezas ya nadie las advierte y, si vamos a lo que vamos, la sien es infalible: tradicional pero infalible. Le irá genial, ya lo verá.
Muchas gracias, así lo haré, ¿cuánto le debo? —le dijo satisfecho el Sr. García.
—Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa.
Por la paz, una Ave María



La bala, en la sien, comenzaba a impacientarle. De camino a casa, miraba ensimismado por la ventana del autobús, acariciando el orificio de entrada, todavía con sangre húmeda alrededor. ¿Cómo explicárselo a su mujer? Se iba a poner histérica y armaría la de Dios es Cristo. Total, ¡por un simple proyectil! Pero por mucho que tratara de encontrar una historia con un mínimo de credibilidad, no daba con ella y sólo pensaba en la bronca que le caería. Entró sigiloso en la casa, se limpió la sangre, se puso una tirita, gritó, esperó, buscó a su mujer, la besó y exclamó: "¡Maldito mueble del baño!".
La bala, en la sien



La bala, en la sien. Si apretaba el cañón justo ahí, la carne se hundía un poco, dejaba una ligera marca. Apretar y levantar, apretar y levantar, y de repente, ¡bang!... y te mueres. Ella empezó a gemir. Al ver que empezaba a lloriquear se apartó un poco. Así, tumbada, parecía una cosa ajena a él. Aburrida.
Le susurró: no pedí que vinieras. Y volvió a apuntarla, mirándola, fascinado. De repente, oyó la llave en la puerta, y salió de su ensoñación.
—Ya estoy aquí. ¿Estabas jugando, vaquero? ¿Ha llorado?
—No, mamá. ¿Puedo seguir viendo la tele?
La fuerza del destino
El perro riñe al gato, el gato al ratón, el ratón a la musaraña, la musaraña a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la hormiga, la hormiga a la pulga, pero la pulga, como es tan pequeña, no tiene nadie más pequeño a quien reñir, así que, indignada, prepara la revolución para derrocar al perro.
Ningún náufrago, Raúl Sánchez Quiles
Hace veinte años que esperaba una señal y una avioneta se estrelló ayer en la isla. Cuando se apagó el fuego pude contar los cuerpos: cuatro hombres. Los senté y les conté mi historia: lo que he comido, donde he dormido, lo que he pasado desde que el yate perdió el mástil.
Hoy la radio aún emite una señal de SOS, por eso, esperanzado, coloqué los cuerpos como estaban, destruí mi cabaña, me afeité y me puse ropa limpia. Quiero dejar de ser un náufrago. Cuando estire la mano y toque la llama, mi cuerpo bañado en queroseno contará la historia de cinco muertos en accidente aéreo. Ni una palabra de un náufrago.



Las prisas



Más tarde, con el tiempo, plantaremos un árbol pero, por ahora, pisa bien la tierra y pon encima aquellas macetas de allí. Tranquilízate ya y, por Dios, tapa bien esa mano.



El muro



—Más tarde, con el tiempo, plantaremos un árbol, de momento nos tendremos que conformar con esto —dice el padre tomando al hijo del hombro. Entonces los dos giran la vista hacia su obra. Saben que el árbol no se parece al que ocupó aquel lugar pero eso no importa.
—Tenemos que marcharnos antes de que amanezca —dice el padre comenzando a recoger los botes de spray del suelo. El niño no reacciona, mantiene la mirada fija en el muro a pesar de que su padre ha dejado de enfocarlo con la linterna. Por un momento ha creído, ha querido ver mecerse las ramas del olivo.
La lista de la compra



Recuerda a papá que baje la tapa. Es mejor que pase desapercibido ante los vecinos. Dile que no traiga más raspas de sardina, que las mondas de patata roja son ideales para el puchero y que nos vendría muy bien algún hueso de jamón. La linterna está en la mesita. ¡Ah!, y que no olvide que el camión de la basura pasa sobre las once, a ver si vamos a tener un disgusto.



¡Y AHORA TE TOCA A TI!